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DESMONTANDO MITOS DE LA NUTRICIÓN DEPORTIVA

Mitos que giran en torno a la nutrición deportiva

Los cambios en la alimentación y la conciencia cada vez mayor de la importancia de los hábitos saludables para mantener un correcto funcionamiento del organismo e incluso del bienestar mental, está generando corrientes de adeptos a nuevas dietas y modelos alternativos de alimentación.

Sin embargo no siempre el estilo de vida healthy o relacionado con la alimentación deportiva se lleva de la forma más adecuada. Cuántas veces has oído: hay que comer muchas proteínas, no importa todo lo que desayunes, todo lo que comas se quema, o has de comer arroz y pollo para  estar más fuerte. Sin embargo no todo esto es cierto.

Una de las primeras cuestiones que debemos saber es que no todas las personas podemos seguir el mismo tipo de dieta. No se puede igualar la alimentación de un deportista de elite con la de alguien que va al gimnasio 3 veces a la semana, entonces:

Es necesario comer cada dos o tres horas

De nuevo y partiendo de la misma premisa cada persona es un mundo lo que puede hacer que a alguien le vaya bien y a otro le vaya mal. Para muchos hacer 5 comidas al día sirve para evitar comer entre horas sin embargo, no hay estudios que demuestren que hacer 5 o más comidas al día sirva para perder peso, pero hacer 3 tampoco. Lo que sí recomienda sobre todo a los deportistas es  repartir la cantidad de proteínas entre todas las comidas, porque lo que sí se ha podido demostrar es que esto ayuda a mantener la masa muscular.

A nivel de velocidad metabólica, nuestro cuerpo gastará las mismas calorías haciendo 1 comida que 6. La diferencia reside en que la persona que hacen 6 comidas tendrá 6 picos muy pequeños en cuanto a gasto calórico nos referimos, mientras que la que haga una sola comida tendrá un pico superior.

Tengo que ajustarme a la ventana anabólica

Los efectos beneficiosos del “timing proteico” se basan en la hipótesis de que existe una «venta anabólica de oportunidad» limitada para el anabolismo posterior al entrenamiento. Esto ha dado y sigue dando para muchos debates: hay quienes defienden que se debe ingerir alimento nada más terminar de entrenar y quienes señalan que la ventana anabólica se puede extender hasta las dos o tres horas una vez finalizado el entrenamiento.

Del mismo modo que tras el ejercicio existe un periodo de ventana metabólica, también existe una ventana inmunológica, que es un período de tiempo en el que el organismo entra en un estado de inmunodepresión tras el ejercicio intenso y prolongado.

Los carbohidratos por la noche engordan

Los alimentos no engordan más o menos en función de la hora del día, engordan en función de la cantidad que se coma, en resumen, engordamos porque ingerimos más calorías de las que gastamos. Lo ideal es hacer cargas y descargas de carbohidratos, pudiendo entrenar en ayunas para facilitar la flexibilidad metabólica.

Cuando se hace un entreno con pocas reservas de glucógeno (dieta baja en carbohidratos) nuestro organismo pone en marcha una serie de mecanismos para adaptarse a ese entorno. Esta adaptación permite que las dietas altas en grasas y muy bajas en carbohidratos puedan aportar energía al deportista en situaciones en las que no se requiera de energía inmediata

Comer fruta engorda porque tiene azúcar

Esta es una frase que aún se oye mucho, pero veamos: en primer lugar la fruta tiene azúcar, pero es un azúcar natural. En segundo lugar, la fruta además de azúcar contiene fibra, vitaminas y minerales. Y la fibra es uno de los nutrientes que evitan que nuestro organismo absorba todo el azúcar de la fruta, cosa que no ocurre en el caso de otros alimentos como los refrescos que todo el azúcar que contiene además de ser azúcares añadidos, es absorbida por nuestro organismo.

Por tanto, no debemos caer en el reduccionismo de hablar del azúcar de la fruta como si del azúcar de un refresco se tratara porque por más que se nos empeñemos, no se puede comparar.

En cualquiera de los casos, es recomendable la ingesta de alimento pos-entrenamiento para evitar los bajones y ayudar a la recuperación, pero no porque sea algo obligatorio ni porque haya que aprovechar indispensablemente el tiempo de ventana anabólica.

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